viernes, 3 de mayo de 2013

Vino tinto




soy un organismo que funciona a cafeína
amo el estado latente que me permite crear
sufro de arranques de cordura
tengo una tecla que no afina
el reloj siempre trabaja como corazón implacable
la tecla que no afina es un sol de la tercera octava
requiere un ajuste profesional o cariño desmesurado

el sol que no afina es una estrella tierna
alentada como carbón por el viento
aupada por los brazos de los abuelos
sobre un columpio en La Alameda

soy un organismo que requiere combustible
amo el estado de inconsciencia
sufro la injusticia ajena
tengo una cuerda arrancada
cuerda de vihuela vieja
una canto que desafina incluida la ducha
una ducha sorda y descompuesta
corazón irreverente
religión terrenal
fecundaciones en letras
explosiones de color sobre lienzos atropellados

soy una especie de gelatina con huesos
con sabor a madera fina
un cúmulo de arrugas despeinadas
sobre la cara con amores comunes
y piel corriente
soy una especie de alter ego de lo que era
un yo mismo con otra bandera
en una cama que no es la mía
comprada con el esfuerzo de mis pensamientos
con el arduo sabor a fruta fresca
entre las líneas que no se detienen a juzgar
los cuentos escritos y los que invento

una especie de otro yo entre piedras del templo Ryoanji
polvo recogido como ceniza esparcida fuera del cenicero
soy una carta que no es un velero
barco de papel en riachuelo de lluvia
que va chocando su lamento contra la vereda

¿llegaré sano a la alcantarilla por donde se fugaron los sueños?
¿llegaré ileso a dormir esta noche en la misma cama ajena comprada con mis desvelos?
¿llegaré a casa alguna vez, entre tanto verbo?

llegar es un verbo erótico
es sexo sobre cubierta (de libro)
salpicado de destellos de agua mar
acompañados de luces matinales
y vino

vino tinto de tu silencio

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