lunes, 8 de agosto de 2011


los perros a lo lejos anuncian su regreso -¿regreso a donde?
no reconoce su nombre ladrado a su paso
descarga en sus caderas diecisiete
regresa, al borde del agua donde empezó a crecer con rumor costanero
los pies desnudos escuchan grillos
inconsciente de la probidad del agua, va el vestido nacido en copos
y las trenzas jóvenes de amarillos lazos
los perros la siguen levantando hojarasca
danzando junto al sendero
ella va impávida absorbiendo los besos del viento
los que tiene guardados

-¿dónde se guardan los besos?

ese juntar de labios crea licencias, unos labios desvergonzados son capaces de solicitar reinos. besos descontrolados crean estrellas que nacen más allá de galaxias conocidas o dan vida a estrellas que se apagan para alargar su paso de agujero negro. besos largos y pausados: remolinos y tormentas.



revestida de manzanilla
abundancia la envuelve como manto
ella mora techada por el mar
donde va se alimenta de bienmiradas y voces
si llega, se abren las ventanas.
donde duerme, lloran vírgenes de madera
si alguien cubre su cuerpo con sábanas, el camino al averno asoma la cara.

cubierta de lo cotidiano, con el mismo vestido de copos de nieve, mora gigante en cualquier parte

¿dónde viven los gigantes?
ayer, gigantes eran hombres grandes, desproporcionados y cíclopes. ahora son mujeres, seres enormes destellantes e iluminadas. ¿dónde moran los gigantes? en cualquier parte o, en el cariño que prorrumpe dos frases al apuro y en pixeles.





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